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Justicia y Derechos Humanos.

Justicia y Derechos Humanos, dos temas de gran relevancia y trascendencia universal, la definición de cada uno de estos términos tiene en cierto modo diversos conceptos, significados e innumerables percepciones, ya sea desde un punto de vista jurídico, social o filosófico. Tanto la justicia como los derechos humanos, han sido desde tiempo inmemorables, extraordinarios mecánicos de protección intangibles para salvaguardar los derechos de las personas.


Abordar cada termino desde la perspectiva conceptual, daría inicio a un debate de ideas por la gran importancia de dichos temas, por lo tanto, solo expondremos desde el ámbito de la filosofía jurídica el significado del término justicia y para ello nos apoyamos en la definición que nos da el gran jurista romano Domiciano Ulpiano que explica que la justicia es la constante y perpetua voluntad de darle a cada quien lo que le corresponde.(1) Definición que comparto en todos los sentidos, dado que cada quien es responsables por sus actos y las conductas deben ser reglamentadas por un orden jerárquico que actúe de forma imparcial a los fines de mantener el equilibrio moral y de seguridad en la sociedad.


En cuanto a los derechos humanos expondré la definición general emitida por la ONU que dice son derechos inherentes a todos los seres humanos, sin distinción alguna de raza, sexo, nacionalidad, origen étnico, lengua, religión o cualquier otra condición. Entre los derechos humanos se incluyen el derecho a la vida y a la libertad; a no estar sometido ni a esclavitud ni a torturas; a la libertad de opinión y de expresión; a la educación y al trabajo, entre otros muchos. (2)


En la actualidad, se ha logrado alcanzar un consenso normativo internacional respecto a los derechos humanos, acontecimiento que representa una solida defensa de un cierto universalismo relativamente fuerte en oposición a un relativismo cultural en sentido débil expresado por ciertas corrientes filosóficas. La Declaración Universal de los Derechos Humanos de las Naciones Unidas representa una respuesta mínima de convergencia de valores humanos interculturales frente a las amenazas especiales que conllevan las instituciones modernas.


Los derechos humanos necesitan a la justicia para que estos sean protegidos, y la justicia tiene que velar por el cumplimiento de que todas las personas puedan ejercer, disfrutar y salvaguardar sus derechos fundamentales.


La correcta aplicación de la justicia conlleva una gran responsabilidad para todos los países que han dejado el sistema de Estado liberal atrás, para darle paso a los nuevos modelos que tienen una constitución basada en el Estado social democrático de derechos. Actualmente los actores que le corresponde administrar justicia están sometido a un escrutinio constante por parte de la sociedad civil, debido a que esta cada día pierde más y más las esperanzas del sistema judicial responsable de impartir justicia, ya sea por sus actuaciones o por sus decisiones.


La falta de fe a la justicia, sin importar el país, tiene un denominador común, que es el alto índice de corrupción que ha ido incrementado con el pasar de los años, en especial en la región de América Latina. Y es que la corrupción es un cáncer social, porque dicha enfermedad impide que las sociedades puedan obtener y canalizar los recursos necesarios que servirían para poder velar por el cumplimiento de los derechos a la educación de calidad, salud, seguridad, trabajos dignos, libertad de expresión y opinión.


La deficiencia de las Autoridades Públicas e Instituciones encargadas de proteger los derechos humanos queda evidenciada, cuando se hace de gran notoriedad una violación a un ciudadano o un colectivo, que hoy gracias al poder de las redes sociales los casos de violación de derechos humanos trascienden de forma inmediata para el conocimiento de todas las personas que ocupamos un lugar dentro del universo de las redes sociales, e inmediatamente elevamos nuestras inquietudes y desasosiego razonable ante las autoridades encargadas por velar y proteger nuestros derechos. Ahora bien, una cosa es el clamor popular humanitario y otra cosa es la actuación de los gobernantes que dependiendo de las circunstancias políticas que se encuentre determinado Estado, los gobernantes normalmente hacen tres cosas: 1) Procurar, proteger o solucionar de forma inmediata la violación de derechos; 2) ser insensibles e indiferentes ante lo que está aconteciendo; 3) alegar desconocimiento o ignorancia con frases célebres para no hacer nada.


Para finalizar, en las ejemplificaciones dos y tres del párrafo anterior son más abundantes en países subdesarrollado debido a la debilidad institucional que estos poseen, y un país con deficiencia institucional se traduce en una justicia deplorable y a su vez los derechos humanos simplemente se convierten en hermosas palabras decorativas, sin una tutela judicial efectiva que vele por el buen cumplimiento de las normativas legales creadas para proteger los derechos fundamentales.


REFERENCIA:

(1) Título I del Digesto bajo la rúbrica De iustitia et iure, fr. 10, pr

(2) Resolución 217 A (III), Asamblea General de Naciones Unidas, 10 de diciembre de 1948.

 
 
 

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